Hace unos meses  escribí un post donde comentaba algunos de los beneficios de las votaciones con blockchain sin embargo, me comprometí a explicar como podrían ser estas elecciones a nivel funcional.

Aunque esta forma probablemente no sea la forma más óptima de hacerlo, quiero explicarla ya que identifica de manera precisa y simple el uso de la tecnología Blockchain. Supongamos que creamos una Blockchain nueva y vacía con unas pocas “reglas” básicas:

• Las unidades a transferir mínima y máxima será de 1.
• El número de unidades disponibles es el mismo que el de votantes (comúnmente conocidos como ciudadanos con derecho de voto).
• Las direcciones deben ser “firmadas” por una entidad superior (llamémoslo gobierno/ localidades/municipios).
• Las únicas transferencias válidas serán aquellas recibidas por determinadas direcciones (digamos los candidatos).

Ahora empieza la “magia”:

1. Cada uno de los votantes generaría con el software adecuado una dirección privada o clave, y una solicitud de firma obtenida desde la clave privada.
2. Con la solicitud de firma acudiría a cualquier administración del estado que disponga de la correspondiente autorización. Éstos aplicando la clave autorizada para la firma, generan una clave pública que sería entregada al destinatario. Este proceso solo tendría que repetirse una sola vez por usuario. Al igual que el certificado digital, una vez emitido y en posesión de el, bastaría para poder ejercer el derecho al voto en todas las elecciones que se lleven a cabo.

• La administración solo almacenaría un hash de la solicitud de firma, no tendría acceso ni a la clave privada ni pública.
• Si el usuario perdiera la clave pública esta podría volver a ser firmada.
• Si el usuario perdiera la clave privada, su clave pública podría ser anulada presentando el certificado de firma.

1. En el día y momento de inicio de las votaciones el sistema transfiere una unidad de voto a cada una de las direcciones firmadas y no revocadas.
2. Los usuarios con su clave privada podrán transferir sus unidades de voto a las direcciones públicas de los candidatos y solo a éstas.
3. Al finalizarla jornada de votaciones, aquellos votos no transferidos ya no se podrán enviar.

Con este “simple” proceso convertiríamos un anticuado sistema con bastantes fallos, incomodidades y zonas ocultas a otro que, no sin posibles fallos, nos permitiría una mejor y más rápida gestión. Imaginémonos ver en tiempo real el estado de las elecciones, o poder ejercer nuestro derecho desde cualquier ubicación con tan solo acceso a internet.